El trabajo se hace con esfuerzo y cariño, donde las realidades de los estudiantes son muy diferentes a los de la ciudad.
A 50 km de la ciudad de Arica, enclavada en el Valle de Lluta, se encuentra la localidad de Molinos donde entre el río y los cerros encontramos la escuela rural del mismo nombre, Escuela Básica G117 Molinos, perteneciente al Servicio Local de Educación Chinchorro, con una matrícula que bordea los 20 alumnos y en donde docentes, asistentes, administrativos y auxiliares, realizan un trabajo arduo y maratónico para con sus estudiantes que día a día y en forma presencial, concurres a sus aulas para seguir adquiriendo los conocimientos que con tanto esmero preparan los “profes rurales” en esta escuela de nuestro valle.
HISTORIA
Una escuela que representa el trabajo arduo y dedicado que realiza cada uno de los docentes y grupos de trabajo en cada una de las escuelas rurales del país. Inaugurada por allá en mayo de 1962, y con la misma infraestructura hasta el día de hoy, pero que ha sido mejorada con el pasar de los años, cuenta con cursos de 1 a 6to básico divididos en trabajos de 1 a 3ro básico y de 4 a 6to de ese mismo nivel. Además, se han ido incorporando al trabajo diferentes profesionales que días a la semana prestan sus servicios a los estudiantes de esta localidad como asistente social, kinesiólogo, fonoaudiólogo, psicólogos entre otro, contando entre sus docentes con 2 profesores titulares de la escuela, aparte de docentes en el área de religión e inglés.
COMIENZA EL DÍA
Desde temprano comienza el trabajo para los funcionarios de esa escuela, ya que la mayoría de sus estudiantes son de Arica, teniendo que trasportarlos en la mini van de la escuela que es manejada por su auxiliar y como “asistente” el mismo docente titular encargado de la escuela, don Iván Arancibia, quienes desde las 7am comienzan el recorrido por las casas de los estudiantes de Arica para pasar por la última alumna en la localidad de Poconchile y de ahí a la escuela para partir la jornada que se extiende hasta las 13.45 Hrs. Quienes de la misma manera y con estrictos protocolos de salud, comienzan la operación retorno a sus hogares, actividad que es habitual de lunes a viernes en este ir y venir por los caminos del hermoso valle de Lluta ya que anteriormente se desayunaba y almorzaba en la escuela, hoy por los tiempos de pandemia, se les entrega sus canastas de alimentos en sus hogares.
“Son más de 30 años trabajando en la educación rural, trabajamos con niños que realmente tienen diferentes tipos de carencias, económicas, sociales, socioemocionales, durante el 2020 hacíamos recorridos por sus casas para ayudarlos en el aprendizaje, hoy, están felices en volver a sus salas” comenta el docente encargado de la escuela de Molinos, profesor Iván Arancibia. En relación con los docentes que con cariño llamamos “profes rurales” Arancibia enfatiza, “creo que hay un bonus track quizás, nos movilizamos 100 km diarios, hay un cariño especial que uno le imprime a esta labor de estar insertos en la educación rural, donde el trabajo es constante para lograr que nuestros niños salgan adelante” finalizó.
En cuanto al compromiso con la educación rural de la región, la directora (s) del Servicio Local Julia Oróstegui, fue clara en mantener el compromiso con lo rural, “conocemos las dificultades de la educación rural, pero también conocemos el esfuerzo que hacen todos por, a pesar de lidiar con dificultades, poder tener las ganas de seguir avanzando. Estamos trabajando principalmente en los problemas de conectividad que es el mal mayor en nuestras zonas rurales, pero con el compromiso de ir mejorando la calidad de la educación en estos sectores”.
Sin duda no podemos de dejar de reconocer la labor que hacen docentes, equipo de trabajo y estudiantes principalmente en todas las escuelas rurales de Chile, un trabajo arduo, de sacrificio, de transitar kilómetros y kilómetros para llegar a las salas muchas veces en lugares inhóspitos, con lluvias, barro o calor. Pero también se requieren docentes de calidad, comprometidos con su desarrollo profesional y con el de sus comunidades, pues la escuela rural, como ninguna otra institución escolar, se entiende en el contexto de su comunidad, más aún, su destino está indisolublemente ligado a esta. Así como con cariño y esfuerzo lo hacía Gabriela… Gabriela Mistral, por quien cada 7 de abril, recordando su natalicio, celebramos, en su honor, el Día de la Educación Rural.