La comunidad educativa tuvo la oportunidad de investigar y aprender, por medio de la acción, sobre las conexiones neuronales. 

Durante dos días, las y los estudiantes de la escuela Rómulo Peña Maturana tuvieron la oportunidad de vivir la experiencia de introducirse en el mundo de las ciencias, a través de una experiencia pedagógica realizada en el marco de un proyecto financiado por fondo protección ambiental con el apoyo de la Universidad de Tarapacá, la Municipalidad de Arica y la Agrupación Observadores de Aves.

El proyecto tiene por objetivo generar un espacio de indagación científica que permitió a la comunidad educativa estimular las conexiones neuronales presentes en los efectos de placer y bienestar, con el fin de encaminar los procesos hacia un aprendizaje significativo.

“Es importante generar espacios para la indagación científica en la niñez, pues permite descubrir un mundo que muchas veces es desconocido. Tener la oportunidad de poder experimentar algo tan interesante e innovador como las conexiones neuronales es parte del desarrollo integral y el aprendizaje”, señala Jorge Abarca, representante de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Tarapacá y participante de la Agrupación de Observadores de Aves.

En esa misma línea, la microbióloga Elisa Castro Microbiología viajó desde Holanda para participar de esta iniciativa y recalca que “es importante incorporar el componente emocional en los procesos de aprendizajes de los estudiantes, pues permite llevar las experiencias a otro nivel y que generen realmente una enseñanza”.

“Agradezco la oportunidad de que la comunidad educativa de la Escuela Rómulo Peña Maturana pudiera participar, puesto que el proyecto va en concordancia con los objetivos y las metas institucionales. Para nuestro establecimiento es primordial incorporar prácticas pedagógicas innovadoras que promuevan el desarrollo emocional del estudiantado”, indica Gabriela Martínez, Directora de la escuela.

Experimentando con las emociones

A través de una gotita de agua, con una muestra extraída del humedal de Río Lluta, las y los estudiantes tuvieron la oportunidad de analizar la vida.

“La actividad fue muy interesante y curiosa porque pudimos experimentar con microscopios y todo lo que está relacionado con la microbiología. Además, conocimos las especies que habitan en el río Lluta”, expresa Fernando Avendaño, estudiante de 7mo año básico.